domingo, 22 de septiembre de 2013

No, no me siento mejor por tener una panza



Para responder a una pregunta que me hicieron
Me puse a pensar
Y lo que pensé es lo siguiente:

Sacando todo el tema acerca del amor fraternal en proceso, el amor y demás sentimientos y sentimentalismos aledaños, olvidándonos del bebé que va adentro de la panza, y centrándonos sólo en la panza, lo que queda es una chica de menos de 60 kilos con una barriga enorme que tiene que transportar de aquí para allá.

¿Quién puede sentir que eso de llevar una panza enorme todo el día, por tanto tiempo, es lo mejor que le pasó en la vida o es el estado más hermoso en la vida de una mujer?

Tampoco, hasta ahora, he podido sacar provecho de la panza en la vida cotidiana de esta ciudad. En la calle no me ceden el paso, en el autobús o metro no me dan el asiento, en el mundo médico cuesta que escuchen tu opinión y decisión, a nadie parece importarle que aquí adentro hay un futuro bebé. Cosa inexplicable, viendo las reacciones de la mayoría de la gente cuando se habla de temas tales como el aborto, o menos aún, la pastilla del día después.


Cuando eso sucede, sobran las voces, (y los teclados en Facebook) para decir, opinar y defender el derecho a vivir de los bebés, que para ese entonces apenas llegan a llamarse embrión, pero cuando ya se han instalado en el vientre y se han formado como bebés haciendo su presencia visible en forma de panzota, nadie es capaz de cuidarlos, ni defenderlos, ni ayudar a proteger su vida con el simple gesto de ceder el lugar o el asiento en un autobús a la transportadora de la panzota que decidió llevarlos. Eso es lo mínimo, no hablemos de la falta de cobertura social, ni los derechos laborales.

La gente es hipócrita. Sobran los hipócritas.

Hasta hace poco la panza no me importaba en lo absoluto. Ahora que ya pesa,  no voy a mentir que hay veces que fastidia. Sí, claro, ya aclaré de entrada que he dejado de lado todo el tema sentimental, del bebé, para que no me quemen en la hoguera.

Pero no creo que eso pase. Ya estamos a siglos y siglos de aquellas aberraciones, por suerte no vivo en esos países donde se apedrea a la mujer o se le corta el clítoris por no comportarse como debe. No, yo vivo en uno de esos que si te quedas embarazada y peligra tu vida, te hacen parir por C0J0N3S, aunque te mueras y muera también tu engendro. Como no es mi caso, vivo tranquila, total a mí no me pasa.  

A mí a lo sumo y después de esto, me despellejarán metafóricamente con palabras, qué alivio!, mientras eso me mantenga alejada del fuego y de las piedras, feliz me quedo con chunchito disfrutando de sus pataditas, del entrenamiento de boxeo de cada mañana usando mi vejiga como bolsa y los pequeños antojos de toda la vida justificados y bien ganados, ahora sí, gracias a esta panzota.