jueves, 30 de enero de 2014

Una vuelta de tuerca a lo inevitable: dormir menos y hacer más cosas.




Estoy experimentando una nueva rutina de sueño que me sea más productiva, sobre todo para alguien que “siente que tiene demasiadas cosas que hacer que no hace” + 1 bebé, que ya hizo. J

Se llama Everyman y consiste en una rutina de sueño polifásico, una fase principal de 3 horas y media, y 3 siestas de 20 minutos cada una o 2 de 30. Por ahora he fracasado los primeros 3 días. Pero sigo. Que no decaiga, me digo a mí misma.

He de decir que llevar esta rutina, que de por sí es difícil de cumplir, se complica bastante cuando tu agenda diaria depende en gran medida de otra personita llamada bebé lactante, el cual, como todo el mundo sabe, demanda comer cada 3 horas, y todas las demás cosas que demanda un bebé. Pero es justamente este asunto el que me llevó a buscar una alternativa para regular mi sueño y mis horas de actividad de una manera diferente de la modalidad monofásica (la que la mayoría usa que es dormir de un tirón al menos 7 horas).

Algunas de actividades propuestas para esta modalidad, consiste en aprovechar la mañana temprano a partir de las 5 a.m para hacer actividades que te relajen como meditar, hacer ejercicios o yoga, complementar con una ducha rápida y un contundente desayuno que incluya frutas y batidos verdes.

Durante el horario típico de oficina aprovechar para hacer las tareas de trabajo y demás pendientes que se tenga, como responder correos, planificar acciones, y todo trabajo que requiera más concentración. 

Y no olvidarse de intercalar las siestas.

En mi caso, se me está haciendo muy difícil, porque en realidad mis siestas son SUS siestas, y no todas las siestas coinciden con mis ganas de dormir, además de que en realidad necesito que él duerma para poder hacer otras cosas que con él despierto se me complica.

Al margen de esto, voy a investigar este método a ver que resulta. Debo estar loca, creo yo.