sábado, 20 de junio de 2015

Odio a Maite




Hay un nombre que odio. Y es Maite.

No es porque me suene feo, o porque así se llame la nueva novia de mi ex, o porque me recuerde a la profe de matemáticas que nunca quiso ponerme un diez, (para alejarme de sus protegidas).

Odio a Maite, al nombre, porque la escucho todos los días -de la vecinita del edificio donde vivo- gritarlo por la ventana, justo cuando Lorenzo al fin duerme su siesta, y gracias a ello, puedo ponerme a escribir.

Y luego, cuando la hoja en blanco, el té a un costado sobre el posavasos, la computadora lista y mi inspiración dispuesta, la niña del 8vo y tanto, se asoma por la ventana y grita Maiteeeeeee.

Y yo tiemblo porque sus chillidos no despierten al pequeño saltamontes, porque ella insiste e insiste con Maiteeee, Maiteeee y la despiadada Maite, -es decir la niña, no el nombre- ni se asoma por la ventana o por el balcón, para devolverle el saludo a la otra, su vecina, cuyo nombre no importa porque nadie la reclama.

Y otro día, se las ve desde arriba jugar entre los jardines, la tal Maite haciéndose la importante, y detrás una comitiva de niños y niñas que la siguen por igual, al unísono Maiteee Maiteee. Y yo con ganas de bajar y decirle a Maite que por favor les de bola a los loser de sus amiguitos, o que se cambie el nombre o que mejor, se cambie de casa.

En otro orden de cosas, pienso, y la otra, la gritona, ¿por qué no tiene más personalidad? Y lo más importante, ¿Cuántas “Maites” han aparecido en nuestro círculo personal alguna vez?

Creo que, más tarde o más temprano, todas tenemos una Maite en nuestras vidas...

Por eso, y por todo lo demás, odio a Maite.

sábado, 13 de junio de 2015

La inspiración de una madre


 Mientras aseaba a Lorenzo en el lavabo, mi mente se puso a divagar acerca de los reencuentros y de aquellas personas que nunca más volverán.

Y se me había ocurrido una bonita historia, bien contada en mi imaginación, de esos momentos de inspiración que si pudieras saldrías disparada hacia tu cuaderno de anotaciones a escribir, qué digo, a escupir las ideas que se te vienen a tu cabeza, como si de pronto se te encendiera una pantalla de cine en tu mente y ves pasar imágenes y más imágenes de una película que nunca vas a hacer, pero que por gracia de tu talento, puedes contar. 

Y sin embargo, ahí te quedas, con la mano embadurnada de jabón y espuma, lavando y lavando la delicada piel de un santo bebé que no tiene la culpa de tener una madre que mientras físicamente ella está ahí para él, su mente ha sido robada una vez más por lo duendes...

Y la historia? Ah, sí, la historia es esta..porque la otra, la verdadera, se ha ido con los duendes, mientras mis manos escribidoras se dejaban estar entre las pompas de jabón, resignando con mucho amor y cariño por el santo niño, un nuevo capítulo del libro que quizá nunca más escribas, por ahora.

jueves, 4 de junio de 2015

#NiUnaMenos, más que un hashtag, historias para contar desde la infancia.



Si ponemos el reloj a 0 a partir de este momento, podemos imaginarnos que en 31 horas, una mujer morirá a manos de su pareja, o ex pareja en Argentina.

Luego, 31 horas después, morirá otra, y otra, y otra...

Esto, que es un ejercicio práctico para meternos de lleno en el tema de la violencia de género, no deja de ser espantoso. Sin embargo, es una de las tantas razones por la que me hice feminista.


Ah, qué, ah no, no, todo muy bien con la causa, pero a mí no me llamen feminista..


Cuando yo estaba en la Universidad decía que era feminista y la gente me veía raro.

Cuando comencé a trabajar, incluso en organizaciones que trabajaban por el desarrollo y los derechos humanos, me asombraba comprobar que el enfoque de género muchas veces se limitaba a contar mujeres.

Más de una vez mis argumentos fueron puestos en dudas cuando alguien nombraba la palabra feminista. "¡Ah, esta feminista!"


El otro día, en el metro, tuve una acalorada discusión con un paisano, un hombre joven y corpulento porque me atreví a retarlo porque me estaba aprisionando contra el caño adrede, y sobre todo, porque osé decirle que él no se atrevería a hacer lo que hace si yo fuera un hombre y no una mujer.

¡El hombre me mandó a callar! Y por supuesto yo no me callé.




Después de todo este tiempo en que he disfrutado de ser mujer, también me he dado cuenta cuánto he padecido por NO ser hombre, y peor aún, por ser mujer feminista

Así que me puse a pensar que no se es feminista como se es de un partido político, aunque muchas lo son de ese modo. Creo que se es naturalmente feminista, si eres una persona que respeta la igualdad ante la ley, la equidad de derechos, aceptas las diferencias y toleras la autodeterminación personal.

Si eres feminista, es muy probable que siempre lo hayas sido, y no te has dado cuenta.



Soy feminista desde que nací. Una historia de educación y ejemplo



Tengo un recuerdo de hace muchísimo tiempo que sucedió en el barrio de mi abuelo, que vive en un lugar que parece un mini condominio con espacios comunes en la vereda.

Pues allí estábamos todos, la familia extendida, los vecinos del lado, del frente y de más allá. Creo que debe haber sido una comunión, o simplemente estábamos todos en ese patio por el calor que hacía esa noche.

De pronto el bullicio general se interrumpe trágicamente con el grito desgarrador de una mujer.

Una mujer que venía escapando de los golpes de su marido. Tenía la cara magullada y los ojos de terror. Y el marido venía detrás. Lo recuerdo con el pelo un poco descuidado, cano, despeinado y a mi entender él estaba pasado de alcohol.

La mujer llegó pidiendo auxilio.  Yo era chica, pero tengo todo en la memoria. Puedo describir sus gritos, sus ojos y su pelo. La cara del hombre, el golpeador.

Algunas mujeres dijeron ayy qué pasa! Y algunos hombres se acercaron y marcaron territorio, sin entender bien de qúe iba el asunto.

El hombre cano medio perdido se dirigió a mi padre y a los otros hombres que se habían acercado a mirar, y exclamaba ¡"la agarré con las manos en la masa"! Es MI esposa. La agarré con las manos en la masa", exclamaba el golpeador una y otra vez.

"Ah, listo, esto es un asunto de parejas", pareciera que respiraron algunos muy tranquilos, porque siguieron con lo suyo.

Yo no entendía qué diablos podía significar aquella frase, pero debe ser que era una buena excusa porque a continuación, se abalanzó sobre la mujer y comenzó a golpearla de nuevo.






Vi rápidamente que todos miraban como si de un espectáculo se tratase, como si "la agarré con las manos en la masa" hubiera sido el pasaporte dorado que te deja entrar a todos lados.

Era una excusa válida, pensé. Pero así y todo, yo estaba espantada de ver que la gente no se metía porque aquello era asunto de parejas.

Todos, excepto mi PADRE.

Recuerdo que con mi voz de niñita dije algo así como ¡hagan algo!, al tiempo que mi padre ya había tomado cartas en el asunto.

El golpeador era un hombre grande, bien grande y corpulento. Pero mi padre también. :)

Y lo sostuvo con fuerza y lo apartó de la mujer. Luego alguien le dio agua y el golpeador se marchó.

Fin de la HISTORIA.


NO.

1. Recuerdo que lo primero que le pregunté a mi padre era qué significaba aquello de "la agarré con las manos en la masa"

2. Semanas después escuché una conversación de adultos que criticaban a la mujer porque la habían visto volver con su agresor.

3. Semanas después me enteré que la volvió a golpear. ¿ Habrá sido porque la agarró de nuevo con las manos en la masa?


...

...


CONTEXTO ACTUAL

Ahora ( Junio de 2015) en las redes sociales hay un hashtag que es tendencia #NiUnaMenos, debido a los recientes reclamos por la violencia de género, lo que ha provocado una multitudinaria marcha en Argentina, con repercusiones en países vecinos como Uruguay y Chile

Celebro que al fin la gente diga basta. Pero no es TODA la gente, hay mucho trabajo por hacer. Ni una marcha, y menos un hashtag en redes sociales donde a la gente le encanta poner en su muro #NiUnaMenos #NiUnaMás (a esto se le llama hashtag) tienen el poder suficiente para cambiar la historia, como lo tiene la educación en valores desde la más temprana infancia, reforzado por una sociedad que dispone de políticas públicas favorables al género y a la no violencia.

Y digo esto porque tengo tremendo desafío como madre en mi labor de acompañante del crecimiento de mi pequeño hijo varón. Y ya vengo trabajando mucho esto en mi entorno más cercano, desde que tengo memoria. Y estoy segura de algo. El cambio empieza por uno. Y es contagioso.

#NiUnaMenos   #NiUnaMás