by Nati
“Para educar a un niño hace falta toda una tribu” , proverbio africano
“Para educar a un niño hace falta toda una tribu” , proverbio africano
Cuando Cintia me hizo la gran pregunta: -“Bueno, ¿y sobre qué
quieres escribir?”-, la cabeza se me lleno de palabras, palabras que habían
surgido de conversaciones con otras mujeres, con otras mamás.
Y entonces supe
cuál era el tema sobre el que quería escribir: la tribu, mi tribu. Porque en esas conversaciones aprendí mucho lo
que conozco hasta el momento sobre la maternidad y hoy son mi fuente de
inspiración, Y porque esas mujeres fueron mis fieles compañeras durante todo
este tiempo
La maternidad es un
antes y un después en nuestras vidas. Lo sabíamos, lo habíamos escuchado muchas veces y hasta
vivido de cerca; pero no es lo mismo saberlo que sentirlo. Y digo un antes y un
después porque todo lo conocido hasta el momento cambia, nuestra zona de
confort de repente desaparece, y surgen un montón de preguntas y decisiones que
tomar todo el tiempo, a toda hora.
Hay que reorganizase, es como regresar al punto inicial para,
desde ahí, volver a arrancar; y finalmente reencontrarnos, con nosotras mismas
en nuestro nuevo papel, con nuestra pareja (que a veces no sabe muy bien qué
hacer porque queremos tenerlo todo controlado) y por último con nuestro
entorno, que no siempre es todo lo amigable que deseamos o mejor dicho que
necesitamos.
Existen muchos prejuicios en torno a la maternidad, estereotipos,
modelos prediseñados a los que responder, frases hechas que escuchar (una y
otra vez), madres, suegras y demás parientes que saben mejor que tú lo que debes hacer … Por lo que muchas veces
el camino se hace cuesta arriba, no te sientes acompañada y mucho menos
comprendida.
¿Y cómo hice para encontrar a mi tribu?
Es entonces, en esta búsqueda de respuestas, cuando surge la necesidad
de compartir esta nueva realidad, la de ser padres, con personas que te
escuchen sin juzgarte, sin señalarte, de igual a igual.
Un lugar donde refugiarte, donde poder ser tú misma, con tus miserias,
tus miedos, alegrías o pezones agrietados, un lugar donde sentirte cómoda para
hablar de lo que quieras, para preguntar lo que sea aunque pienses que es una
estupidez o lo hayas preguntado ya mil veces.
El primer sitio donde me encontré con otras mujeres embarazadas, fue
en yoga, ahí comenzó la historia. Empecé a entender por qué era importante estar
en contacto con otras mujeres embarazadas.
Antes de empezar la clase teníamos un momento para hablar entre
nosotras. Era un punto de encuentro donde compartíamos experiencias, miedos,
molestias...
Luego con una amiga, empezamos a asistir a un taller de lactancia,
primero embarazadas y luego con las peques hasta casi el año. Cada una podía
hablar libremente de lo que le había pasado durante la semana. A veces no había
consultas sobre lactancia, sólo ganas de desahogarse. Todas éramos escuchadas.
Sin duda una experiencia maravillosa, porque aprendes de otras madres,
y eso es muy enriquecedor. Un lugar al que hay que asistir casi de manera
obligatoria diría yo.
Por eso digo, y lo digo bien
alto, es absolutamente importante que tengamos a una persona o varias , (no
importa el número, pero si la calidad), a la que podamos decir ¡socorro!. Saber que no estamos solas nos hace sentir más
seguras y por supuesto acompañadas. A veces el solo hecho de comprobar que no eres
la única que se pasa el día en el sofá, viendo pasar las horas sin hacer otra
cosa más que dar la teta, consuela.
Mi tribu, son esas mujeres, (y hombres también, porque no nos
olvidemos de los papás), que estuvieron a mi lado desde el momento cero, otras
mamas en igualdad de condiciones que yo. Fue fundamental para mí tenerlas,
bueno creo que para todas fue muy importante tenernos, porque crecimos –y
crecemos- a la par, porque las dudas de una eran las repuestas de otra, porque las papillas que hacía una las
compartía con la otra, porque nuestros hijos e hijas comparten muchos más que
juego, comparten comida, lagrimas, mocos, cucharas ja!! Lo comparten todo, no
tenemos ningún prejuicio sobre eso.
Y a mi tribu, le digo GRACIAS, sí con mayúsculas, porque
ellas y ellos fueron determinantes en este nuevo papel de madres y padres,
somos muy afortunados por haberlos encontrado, por haber formado esta pequeña
gran familia, para
nosotros la familia que elegimos, para Olivia representan los tíos y primos que
tiene a tantos kilómetros de distancia.
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