viernes, 28 de junio de 2013

Esta consulta no sirve


Si la primera cita con el médico fue una experiencia express y confusa, esta segunda cita, ha sido ex en todo sentido.
Ex, porque de tan relámpago, no alcancé a terminar de escribir la palabra express
Ex, porque naturalmente como se puede esperar, ya fue y nunca más será.

En la cita anterior, y con apenas 5 semanas de embarazo, el médico me derivó a un especialista para hacerme la primera ecografía.Cuando llegamos a esa cita, el ecógrafo se extrañó de que me hiciera una ecografía con tan poco tiempo de embarazo, explicando que seguramente no íbamos a ver nada.

Pero me la hizo igual. Y efectivamente no vimos nada, sólo una mancha.

Cuando a la semana siguiente llegamos a ver al ginecólogo en cuestión, no alcancé a sentarme que ya estaba despidiéndonos. Lo primero que nos dijo fue, "esta consulta no sirve". (???) Como es su costumbre, sin mayores explicaciones, enseguida nos mandó a sacar otro turno y además otra ecografía. Por suerte, el antecedente de la primera cita me recordó que debía reaccionar, aunque lo de la cita express es una buena estrategia para no dejarte pensar, a eso sumado que para tí todo es nuevo y no sabes si corresponde o no, si está bien o mal. No nos educan para la salud sexual y reproductiva, mucho más no se puede esperar sobre el saber acerca de nuestros derechos al respecto.

Con la misma voz firme que él usaba conmigo, pero con una pizca de furia, la justa como para llamar su atención y dejar que al menos por un instante me deje hablar y él deje de sonreír como un ansioso, le exigí que me explicara la situación. No sirve, me dijo, porque ¡"la ecografía no se ve nada"!

No sé qué esperaba ver, pues el sexo imposible, y la forma menos, apenas se vislumbraba una semilla de frijol, la misma imagen que yo tenía en mente antes de cualquier intervención aparatosa como aquella.

Y a todo esto, pagando cada consulta express como si fuera completa, y cada ecografía borrosa, como si fuera una foto. Salí de allí enfurecida, pero con la cara lisa y seria, sin un sólo gesto, agradeciendo y diciendo adiós. Y dejé una queja, a la que tiempo después alguien me llamó para resolverla. Resolverla significó una llamada para saber por qué me quejaba y simplemente cerrar el formulario.

Semanas después conocí a la que hoy es mi médica. Y desde entonces, todo ha mejorado.

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